Leo en el Diario Popular -prensa amarilla para humildes- y en Clarín -prensa amarilla para clase media- un titular según el cuál un hombre mató a una mujer en el colectivo "porque ella no quería salir con él". No hace falta ser un genio para deducir que detrás de ese porque del periodismo canalla se oculta una evidente relación causa-efecto. Dado que la chica no deseaba acostarse con el hombre es lógico que haya sido asesinada por él de un balazo en la cabeza. O sea que el varón/macho no estaba loco, o por lo menos desequilibrado, sino que actuó como se debe en la situación planteada. Hace dos o tres años algo parecido dijo la prensa de Norita Dalmasso, cordobesa, víctima de asesinato. Al parecer ella le fue infiel a su marido lo que obviamente justifica el desenlace. Los policías, los periodistas y hasta algunos señores bienpensantes suelen culpar a las mujeres violadas porque usan pollera corta o escote pronunciado. Si van por la calle como putitas está muy bien que sean abusadas e incluso ultimadas como las subversivas en los centros clandestinos de detención. El feminicidio, que no deja de crecer en todas partes, aparece justificado por la gran prensa. ¿Lo hace solamente para vender más ejemplares? Ojalá fuera eso y nada más que eso. Lo triste es que así contribuye el periodismo a configurar el pensamiento de una porción significativa de la población mundial.
L.
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