miércoles, 30 de noviembre de 2011

Idealización


Lo ideal y casi soñado sería liberar al amor de sus ataduras burocráticas e institucionales, es decir, tratar de que la primera escena de ir juntos de la mano por la playa no termine convertida en una prepaga medicinal. O que amar no consista en elegir a una persona para casarse con ella o presentarla a los padres. Que no intervengan los créditos de vivienda, las megafiestas de casamiento, los planes de viajes faraónicos a Miami pagados en cuotas. Pero liberar al amor de las cadenas que le impone la sociedad y la costumbre resulta casi imposible. Tarde o temprano la escena de caminar juntos de la mano por la playa se va diluyendo a cambio de los hijos, los trabajos, el miedo a la soledad, la infidelidad casi obligada, la rutina igualmente inevitable, la lenta deformación de los cuerpos y la labor corrosiva del tiempo. ¿Hay opciones a este destino casi anunciado? Seguramente las hay. ¿Pero quien se anima, en ríos tan peligrosos, a nadar contra la corriente?
L.

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