lunes, 21 de noviembre de 2011


El mar es igual en todas partes. La balsa no tiene ni proa ni popa. El náufrago, por eso mismo, no sabe si avanza o retrocede. El mar es igual en todas partes. El cielo también. No hay sur ni norte. No hay, lo que se dice, nada. No hay nadie. El náufrago entiende que la única meta está en sí mismo. Y hacia ahí va, sin proa ni popa, sin sur ni norte, sabiendo que el mar es increíblemente igual en todas partes.
L.

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