martes, 8 de mayo de 2012

Bellas durmientes



El bosque estaba lleno de bellas durmientes. No lo sabía el caballero, o el príncipe, y por tal motivo besó a la primera que encontró. Era una chica sensual y hermosa. Para comérsela. Sólo que al alzar la cabeza el joven descubrió un problema. El bosque estaba poblado de muchachas tan hermosas como la que acaba de despertar con un beso en la boca. El caballero, o el príncipe, dudó. Por un segundo imaginó besando, despertando y hasta copulado con todas las bellas durmientes del bosque. Eran entre mil y un millón. Se imaginó agotado, confundido, sin el amor de todas por no soportar el amor de una. Decidió entonces agotar la experiencia y soportar la pérdida. 
L.

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