Delfina, participante de un taller de narrativa a mi cargo, dice que la gente no lee poesía o narrativa debido a que vivimos el tiempo del utilitarismo. Supongo que ella quiso decir que la gente de hoy pone sus energías en lo que considera práctico, útil y necesario, es decir, en lo que está ligado a un proyecto concreto y muy visible. Ir al gimnasio es útil. Ir a yoga es inútil. Mirar el celular es útil. Mirar por la ventana del tren es inútil. Trabajar es útil. No hacer nada es inútil. ¿Para qué leer libros carentes de indicaciones claras y sencillas como, por ejemplo, los de la mal llamada autoayuda? ¿Para qué tirarse en la cama a mirar el techo? De ser así las cosas hasta soñar sería una pérdida de tiempo ya que le quitaríamos espacio útil al puro acto de dormir. ¿A ese punto hemos llegado? Delfina dice que sí.
L.
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