martes, 8 de mayo de 2012

Un sabor que fue sabor


Lo que más duele cuando se termina un amor, cualquier amor, es la sensación insípida o desabrida de lo que alguna vez fue sabor. No sé cómo decirlo. Como un buen vino que se dejó olvidado en la alacena y al reabrir la botella y dejar caer el chorro en la copa uno sintiera de pronto, no sé, peor que el agua de la palangana. El sabor que alguna vez fue sabor. Como el de un beso que alguna vez fue un beso de esos que no se olvidan. En fin. ¿Para qué entrar en detalles?
L.

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