El deseo es el deseo del otro. La idea es uno de los pilares de la teoría lacaniana. ¿Qué significa exactamente la frase? Cuando somos niños solemos pensar que si hacemos lo que nuestra madre espera de nosotros ella va a querernos más y quedará, encima, satisfecha por completo. Y entonces lo hacemos. ¿Quién no quiere ver feliz a su madre? ¿Quién no quiere ser amado por sus progenitores? Pero cuando elegimos ese camino descubrimos que mamá no está del todo complacida con lo que hicimos para cumplir con su apremiante deseo. Eso para no decir que no está para nada complacida. Enseguida notamos que, justamente por eso, por la incurable insatisfacción, demanda de nosotros una nueva acción que supuestamente la hará, esta vez sí, feliz. De la actitud que adoptemos ante el nuevo reclamo dependerá el presente y, lo que es aún más importante, el futuro. La mención de la madre es apenas un ejemplo. En la vida adulta repetimos un comportamiento similar con nuestras parejas, nuestros hijos, nuestros amigos, etcétera. El deseo es el deseo del otro. Habrá que pensar mejor qué hacer con eso.
L.
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