viernes, 20 de julio de 2012

En la oficina



Cristina se pone los auriculares y canta. Está en otro mundo. Alguien le pregunta qué escucha y ella dice algo sobre una banda de rock llamada Las Pelotas. Son buenísimos, dice Pablo sin dejar de chequear sus mails. Las ventanas dan a una pared por donde suben trabajosamente unas plantas conocidas vulgarmente como enamoradas del muro. No debe ser para tanto. Nadie está enamorado de nadie en la oficina. Hace calor, todos comen algo, algunos van al baño. Los celulares se cansan de llamar y el ambiente general está dominado por el tedio. Cristina se quita los auriculares y estira su cuerpo para hablar de nada con una compañera. Los varones aprovechan para mirarle el culo y algunas chicas intercambian datos en la cocina. Llega la hora de las recetas, las bromas, los que fingen estar muy ocupados en sus tareas. Oficina. Los empleados, por ahora, están enamorados del muro. Para empezar ya es algo.
L.

No hay comentarios:

Publicar un comentario