jueves, 19 de julio de 2012

Gramática francesa

Estudié francés hasta el cuarto nivel del laboratorio de idiomas de la UBA. Todo más o menos bien hasta que me topé con las dificultades propias de la gramática francesa. Tiempos verbales nunca vistos, acentos raros, sintaxis más extraña aún. La cantidad de trabas que presentaba el paso al quinto nivel, por eso mismo, me acobardó. En conclusión. Abandoné el laboratorio de idiomas y me dediqué a juntar flores, dar clases sobre temas sencillos y esperar milagros en la puerta de casa. Para esa época inicié una terapia lacaniana con una mujer que se interesó mucho cuando le hablé de mis dificultades con la gramática francesa. Me dijo entonces algo que no recuerdo bien. Pero sí recuerdo el sentido de lo que me dijo. Estaba relacionado con una idea que también repite a veces mi instructor de yoga. Trabajar con la dificultad. Es el punto entre los puntos. Todo lo demás no importa. La dificultad. Hacia ahí debo dirigirme con la mayor firmeza. En ese lugar debo tratar de pasar la maldita prueba. Gramática francesa. El problema más grave de la vida, y también su alcanzable y probable solución, se resume en esas dos palabras.
L.

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