miércoles, 7 de mayo de 2014

Dieta

Deberíamos someter el lenguaje a un régimen estricto de pan y agua. Porque si el lenguaje engorda sin límite ni espacio al final se corrompe y nos corrompe. Tanta palabra dicha porque sí, conversaciones que merecerían mejor destino, pantallas cubiertas de grasa en vez de líneas delicadas o mudas. Preferimos la gota a la inundación, el silencio al derrame, sí, claro que sí, deberíamos someter el lenguaje a una dieta de pan y agua. Para que aprenda de una vez a comportarse. Para que diga su palabra y nos deje en paz.
L.

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