miércoles, 7 de mayo de 2014

García Márquez sueña con su muerte

Qué rápido pasa todo. Ya nadie habla de un señor muy grande con unas alas enormes llamado García Márquez. Hasta hace poco todos o casi todos parecían conmovidos por la desaparición del autor colombiano. Se le dedicaban páginas y páginas en los diarios y se pasaban ciclos especiales por televisión. Ahora vuelven a instalarse en el mundo otros cien años de soledad e indiferencia. Leyendo un prólogo a los cuentos peregrinos me encontré inesperadamente con un sueño anticipatorio que tuvo el mismísimo escritor. Soñó que asistía a su propio entierro, a pie, caminando entre un grupo de amigos vestidos de luto, solemnes pero con ánimo de fiesta. Todos en el sueño parecían estar felices de seguir juntos. Y García Márquez más que nadie por aquella oportunidad que le daba la muerte para estar de nuevo junto a sus amigos de siempre. Al final de la ceremonia, cuando los amigos empezaron a irse, el autor de Ojos de perro azul intentó acompañarlos. Pero uno de ellos, quién sabe quién, le hizo ver con una severidad terminante que para él se había acabado la fiesta. "Eres el único que no puede irse", le dijo. Sólo entonces el escritor entendió que morir es no poder estar nunca más con los amigos queridos, sí, esos que nos acompañaron siempre.
L.

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