miércoles, 14 de mayo de 2014

Los santos

Los otros, los santos, juzgan con firmeza a los pecadores. Y encima arrojan la primera piedra. Los otros no son nosotros. Son los otros. Huelen bien. Por eso juzgan con el dedo estirado bien hacia adelante. Amenazan, señalan, castigan, predican la limpieza total y absoluta. Los otros son honorables y puros. Jamás tuvieron un pensamiento sucio, jamás desearon a la mujer del prójimo, jamás incurrieron en desvaríos hormonales, jamás hicieron pis contra un árbol. Los otros son ejemplares. Saben comportarse en público y en privado. Son, en una palabra, buenos. Buenos padres, buenos amigos, buenos esposos y esposas. Todos esposados. Es verdad que mienten, es verdad que de cerca son seres repugnantes, es verdad que son capaces de cometer los peores vejámenes. Pero que no se diga. Que no se sepa. Los otros, los santos, juzgan con firmeza a los pecadores.
L.

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