Recientemente la revista Newsweek eligió un fragmento del Manifiesto Comunista para presidir un artículo de tapa referido a la crisis del sistema capitalista. La sociedad burguesa moderna se parece al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desatado. ¿Marx de regreso? Vuelven a evocarse ideas básicas como aquella de que la existencia precede a la esencia. Antes de pensar, escribir o filosofar el ser humano necesita comer, bañarse, vestirse, conseguir techo. Nada esencial ha cambiado. El problema no es Marx sino los marxistas. El problema no es Freud sino los freudianos. Y así con todo. Si volvemos a las fuentes confirmaremos que somos marxistas sin saberlo. Es verdad que la utopía acariciada por el autor de El capital no se concretó aún. Pero el marxismo ha penetrado con fuerza inusitada en nuestras vidas. La idea de alcanzar una sociedad justa donde trabajo, arte, belleza, historia y razón puedan confluir sigue siendo irrenunciable. La libertad poética, social, sexual o espiritual nos sigue impulsando hacia adelante. La lucha de clases no deja de crecer. Tampoco la división mundial entre opresores y oprimidos. Eso permanece aunque la burguesía se disfrace de hada madrina. Es temprano para juzgar. Históricamente todo es muy reciente. Y el porvenir es largo. Si un amor fracasa no fracasa el amor. Y si una revolución es traicionada no habría que apurarse a decretar el triunfo de la traición.
L.
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