Y ellos entonces meten sus cuerpos al mar. Meten sus cuerpos, sus sueños, sus raros y espesos fluidos. Y entonces ellos descubren que el cielo está cruzado por un rayo. Está cruzado por un rayo, un filo, un relámpago de luz imposible. Y ellos entonces ellos, casi mudos, casi desnudos, casi solos, casi invisibles quieren saber qué cosa se esconde más allá del mar, más allá del horizonte, más allá de todo. Y lo que por fin descubren, porque finalmente lo descubren, no debe ser revelado jamás. Nadie se los dijo. Pero lo saben y callan.
L.
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