El agua fluye y remite a un punto indeterminado del espacio. Es flexible, se adapta y renueva de manera constante. Es callada. La piedra es dura y el agua blanda. La debilidad se impone a lo sólido por su falta de rigidez. El agua no se gasta ni se quiebra. Está en su naturaleza buscar las zonas bajas, no confrontar (eludir) y resistir desde el ocultamiento y el fluir continuos. La forma no está en ella sino en el variable recipiente del terreno. El agua es deriva incierta. No hay punto de partida ni de llegada. El agua es mujer. Y es azul.
La fuerza del agua, sí, ya la descubrieron los taoístcas en la antigua china. Muy buen comentario.
ResponderEliminarTeresita
El agua es la madre, el refugio. Es el azul. Frescura que da vida.
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