Viajé a la Isla de los Estados cuando la brújula era el viento. Paraíso perdido y encontrado, presidio de inocentes reincidentes, maldición de muchos. Pude haberme salvado en la Isla de los Estados. Pero una mañana -la del 18 de agosto de 1840- la Nave de los Sueños naufragó para siempre en el estrecho de Le Maire. Y se hizo tarde para todo.
L.
Es difícil depender del antojo de una nave. Te hice caso con lo del blog. Abrazo.
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