domingo, 6 de noviembre de 2011
2012
Ya se venden las agendas 2012. Muy pronto habrá papanoeles y lamparitas en calles y vidrieras. Y encuentros de oficina en mesas largas de los bares y restaurantes. Habrá que soportar todos los lugares comunes del caso, pensar en positivo como aconsejan los libros de autoayuda, organizar las vacaciones para no quedarse atrás, poner la música fuerte como señal de la alegría de vivir, tirar papelitos desde lo alto de los edificios. La idea sería, como siempre, que un año se va y otro viene, es decir, tiempo pasado pisado y el futuro ya llegó, entre otras cosas. Lo que asusta, en realidad, es la velocidad de los meses, día tras día, año tras año, siglo tras siglo, el tiempo tan implacable y veloz, y, sobre todo, tan insuficiente para decir la palabra justa, dejar algo al mundo, darle sentido a una vida que, por suerte, no alcanza nunca a ser la que deseamos.
L.
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