viernes, 4 de noviembre de 2011

¿Se acabó la imaginación?




Los actuales son malos tiempos para la ficción de cualquier tipo. Para convocar más público una película debe venderse como "basada en una historial real". El mundo de Facebook y el tono confesional de twitter y otras redes sociales está contagiando peligrosamente a la creación artística. Parece no haber lugar ya para el hobbit de Tolkien o para el protagonista de El otro cielo, quizás el más hermoso cuento de Julio Cortázar.  El hombre se liberaba por un rato de su aburrida novia Irma, bajaba unas escaleras y aparecía en los brazos de Josaine, una prostituta francesa del siglo pasado. Qué horror. A quién se le habrá ocurrido semejante estafa. Nadie puede viajar en el tiempo. Adiós a las crónicas marcianas de Bradbury y adiós a los cuadros de Picasso donde una modelo tiene una naranja en el lugar de la boca por cuestiones de líneas. ¿Pero acaso lo confesional puro escapa a la ficción? ¿Es ciertamente real eso que llaman realidad? ¿Un texto horrible pasa a ser maravilloso por basarse en fenómenos verificados por peritos judiciales? Este blog, más modestamente, es víctima del mismo problema. Ya no podemos ni siquiera ironizar sobre nada y mucho menos generar historias imaginarias. Cuando lo hacemos algunos lectores, no todos, se enojan con nosotros o con los personajes de esos relatos como si efectivamente existieran. ¿Se acabó la imaginación entonces? Probablemente. A partir de ahora al pan pan y al vino vino. Nos limitaremos a leer diarios y a mirar noticieros por televisión. El perro es perro y nada más, etcétera.
L.

No hay comentarios:

Publicar un comentario