En literatura resulta mucho más fácil escribir cosas como "hicieron el amor toda la noche", o ella "le practicó sexo oral" a su amante, que presentar la situación, describirla, profundizar en los detalles mínimos, cuidar la música del lenguaje. Los buenos escritores lo saben. En esos momentos críticos hace falta sobre todo talento, imaginación, dulzura y, por qué no, honestidad brutal. Lo mismo se aplica para el relato de un viaje, un paisaje, una historia de amor o de odio, una aventura cualquiera. Mostrar y no decir. Presentar y no representar. En eso consiste todo o casi todo. Pero qué difícil es llevar estas ideas al puro acto de escribir con verdad e intensidad.
L.
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