domingo, 6 de noviembre de 2011
Una pareja aburrida
Con Paula amamos tanto la rutina que nos ganamos fama de aburridos. Pedimos siempre lo mismo en los restaurantes, vamos de vacaciones a la playa de siempre (casi desierta, con poca gente, etcétera) y hasta hacemos el amor con una única postura. Nos resulta cómoda y no vemos razón alguna para cambiarla. Intercambiamos libros que ya leímos cien veces (Rayuela, La vida breve, algún ensayo de Benjamin, los poemas de Pavese agrupados en La tierra y la muerte, novelas sin acción) y tomamos mate hasta que el agua se enfríe casi totalmente. No vemos televisión, no vamos al cine, no nos encontramos con otras parejas, ni siquiera con amigos. A veces pensamos que lo que hacemos está mal. Paula me dijo que si seguimos así perderemos la magia de los primeros días. También yo siento ese riesgo. Entonces nos ponemos a hacer planes extraordinarios que incluyen la compra de una casa en Chile, invertir dinero en un negocio común, cosas de ese tipo. Pero enseguida nos gana la divina rutina, la que amamos por sobre todas las cosas. Entonces vamos a la cama, leemos un poco y, antes de dormir, hacemos el amor en la única postura que nos gusta.
L.
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