jueves, 5 de julio de 2012

Decretos

Lea, una ex novia brasileña, criticaba mi tendencia a vivir aprobando decretos de necesidad y urgencia, adoptando graves decisiones, inesperadas tomas de posición sobre los temas más diversos. Esta mañana, unos doscientos años después, volví a hacer lo mismo que Lea criticaba. Tomé tres o cuatro decisiones graves como resultado de una buena ducha, meditaciones al paso y un largo trabajo con mi alma. Pero, maldición, esta misma tarde traicioné por lo menos una de esas tres o cuatro resoluciones totales y definitivas. No pude aplicar el decreto matinal. Tuve la voluntad de hacerlo. Pero no pude.
L.

No hay comentarios:

Publicar un comentario