El simple acto de pensar, tan prestigioso en épocas remotas, ha sido abandonado en la moderna modernidad. A cambio de ese difícil intento de aproximarse a alguna verdad, por más parcial y efímera que resulte, se impuso la frase de impacto fácil, la idea que ni siquiera es idea, el obediente movimiento de los robots que repiten como loros lo que vieron en las redes sociales y en los diarios escritos, también, por loros. Cabe recordar que algunos loros saben hablar aunque no saben lo que dicen. Pensándolo bien los loros son simpáticos. A veces están cubiertos de bellas, largas y sedosas plumas, ostentan picos duros y curvados y unas garras que evocan el gesto crispado y altivo de las montañas. El simple acto de abandonar llanuras y subir por la dura pendiente ha sido abandonado en la modernidad. Y no por los animales sino por los hombres.
L.
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