miércoles, 26 de septiembre de 2012

Contra las ofensas de la vida


Amar, escribir, soñar, construir, imaginar, rebelarse, bailar, gritar si hace falta, no hablar como habla todo el mundo. Cualquier cosa que se haga es buena si nos defiende de las ofensas de la vida. Ser libres quiere decir renunciar a ser esclavos al menos un rato por día. Al menos un instante entre todos. Hablar y no ser hablados por los periodistas de los diarios y las televisiones. Llorar y no ser llorados. Reír y no ser reídos. Estar quietos durante el tiempo que sea necesario. Y luego dar un paso. Y otro. Y otro más hasta por fin levantarnos como sobrevivientes. Cualquier cosa que se haga es buena si nos defiende de las cotidianas ofensas de la vida. 
L.

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