martes, 18 de septiembre de 2012

Lo viejo y lo nuevo

Los periodistas de suplementos culturales suelen creer que un libro recién salido es bueno porque ha salido recién. Escriben entonces una interesante nota sobre los valores de la nueva narrativa. Algunos neurólogos importantes niegan todo valor al vetusto psicoanálisis dado que las neurociencias lo habrían enterrado para siempre. Los periodistas entonces escriben una interesante nota sobre los valores de las  neurociencias. Y así con todo. Pero hay cosas viejas que, pasados varios cientos y miles de años, siguen siendo valiosas. ¿Quién pondría en discusión, por ejemplo, el valor de la rueda? De no ser por ella no habría autos ni bicicletas ni motos ni molinos ni tractores. La brújula sigue ayudando a orientarse por más gepeeses que la superen. Lo mismo podría decirse de inventos como la soga, la tinta, la sopa de fideos, el lápiz o la pluma. Con una pluma, y a la luz de una vela, otro invento inútil, Tostoi escribió Guerra y Paz, una novela que sigue superando a casi todas las que vinieron después.
No siempre lo nuevo es mejor que lo viejo.
L.

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