Todo artista merecedor de ese calificativo sabe que si antepone su deseo de ser famoso al de componer su obra, está última terminará empobrecida y aún olvidada por la historia. La idea podría extenderse a cualquier actividad humana. Si se busca el éxito el fracaso será tan inevitable como la crónica de una muerte anunciada. Si no se busca nada más que la obra en sí, en cambio, siendo fiel a una técnica precisa y a un procedimiento previamente establecido, hasta es posible, por efecto de arrastre, alcanzar fama presente o futura. Es algo que se parece en parte al simple hecho de vivir por vivir. O al de enamorarse gratuitamente de alguien, es decir, sin esperar nada a cambio. Nada no. Porque amor con amor se paga.
L.
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