Qué lindo anoche, en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, encontrar a un grupo de cien o doscientos jóvenes mexicanos en marcha y en saludable lucha. Protestaban, con el orgullo latinoamericano que tanto nos falta a los argentinos, por la visita a este país de lo que llaman con razón "narcopresidente" (un señor que ganó fraudulentamente las recientes elecciones generales) y defendían un futuro mejor para ellos y sus compatriotas aún en el dramático y violento contexto actual. Vivaban a Zapata y a voz de cuello gritaban que viva México, cabrones. Algunos chicos se habían pintado la cara hasta configurar graciosas calaveras, algunas chicas se habían vestido y desvestido como Frida Kalho en Coyoacán. Era una combativa fiesta mexicana en pleno centro de Buenos Aires. Sólo faltaban tacos, mariachis y un frío y gigantesco cenote de Yucatán como para darse un baño de ilusión y de frescura.
L.
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