martes, 11 de septiembre de 2012
La ceguera
Existen muchas maneras de mirar. Pero entre todas la mejor es observar el entorno a ojo desnudo. Mirar y pensar lo que se ve. Pensar y mirar al mismo tiempo. Retener imágenes en los ojos y la memoria. Una nube, un pájaro, un cuerpo. Desde el advenimiento de los celulares la gente ya no mira hacia adelante o los costados. Hombres y mujeres, también algunos niños, miran hacia abajo durante gran parte del día. Puede venir un tsunami, una tropilla de caballos salvajes o un bombardeo atómico. Pero ni eso evitará la anestesia. Antes, cuando existía Dios, las personas buscaban respuestas en el cielo. Ahora que Dios ha muerto la consigna general y definitiva es mirar todo el tiempo hacia abajo, no hacia los pies o los genitales o el césped del jardín hermoso sino hacia una pantalla rectangular y luminosa donde parece resumirse todo lo que importa. Supongo que algún día el mundo dejará de mirar hacia abajo. Pero a esa altura, quizás, el fin de la ceguera será tardío e inútil.
L.
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