martes, 1 de noviembre de 2011

Diamantes en el barro


El lado luminoso de la luna no niega su lado oscuro. Leo en una revista española un informe sobre la extracción de diamantes, oro y minerales útiles para teléfonos móviles. La mitad de la producción anual de piedras preciosas (unos 26 mil kilos) proviene de minas africanas. Torturas, trabajo forzoso, jornadas de 24 horas en los siete días de la semana. Es el trasfondo del trabajo esclavo que actualmente tiene lugar en Sierra Leona, Angola y El Congo. El principal consumidor de diamantes en el mundo, también de drogas, es Estados Unidos, ejemplo indiscutible del progreso universal. Torturas, trabajo forzoso en el barro, jornadas interminables. Algo similar podría decirse de la minería de oro a cielo abierto monopolizada por la firma canadiense Barrick Gold con gran penetración en este continente. Y también de las empresas estadounidenses que entre otros minerales estratégicos extraen el coltán, un material clave para las baterías de los teléfonos celulares. Quienes tienen anillos de oro en alguno de sus dedos, las mujeres que fueron homenajeadas por sus maridos con un diamante de verdad y los usuarios de blackberrys deberían saber cómo viven y trabajan los proveedores de brillo y comunicación constantes. Trabajan casi desnudos, sin salario fijo, embarrados, desviviéndose por encontrar una piedra luminosa entre millones de piedras comunes, muriendo a muy temprana edad. Es una versión en minuatura de la atroz discrepancia entre la pobre calidad de vida de los mineros y los bien alimentados clientes de Occidente, entre África, América latina y los países felices de la tierra.
L.

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