miércoles, 2 de noviembre de 2011

Elogio del acto


Ninguna persona puede saber quién es hasta el momento de poner en juego su ser, es decir, hasta probar en acto sus pretensiones. Nadie puede determinar la finalidad de una operación antes de haber operado con la realidad real. Un escritor que no escribe no sabe si lo es. Igual un fotógrafo, una bailarina, un jardinero, un pintor. Igual un enamorado del amor. Llega un momento en que la alucinación afectiva se torna pesada, inútil, insalubre. Conviene, en tal caso, pasar al acto de inmediato. Recién después sabrá el amante si ama realmente. O si realmente ama que es lo mismo pero suena mejor.
L.

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