Vivir como si mañana fuéramos a morir. Eso sí que es buena idea. Sentir que cada día es el último. Mejor aún. Escribir como lo haría un condenado a muerte, es decir, sin preocuparse ya por nada, sin cuidar la moral del público, al contrario, usando palabras sucias, pensamientos prohibidos, audacias de equilibrista, obscenidades. Vivir el instante que es todos los instantes. Y hacerlo como si mañana fuéramos a morir. Mejor idea imposible. Es ahora o nunca.
L.
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