Dice Carrie Fisher que, según decía su abuela, una persona es como una mosca. Tiene las mismas posibilidades de caer tanto en la miel como en la mierda. Podría añadirse a la idea que ambas opciones producen placer. En caso contrario no estarían planteadas como opciones. La miel o la mierda. Eso es casi tan importante como el ser o no ser de Hamlet. O como la dualidad infierno/paraíso. A veces veo gente en las librerías. Veo gente que mira libros y pienso en las moscas. A veces veo gente en las fiestas. Veo gente que busca gente para armar pareja o, al menos, pasar una noche de sexo en un hotel. Y pienso nuevamente en las moscas. La miel o la mierda. Uno puede hundirse en la basura o caminar por la orilla de un mar. Oscilamos entre las dos posibilidades y ninguna es perfecta. La miel empalaga. La mierda es un asco pero todos la contenemos, de algún modo la necesitamos y la expulsamos diariamente como parte del acto de vivir. Pero de lo que aquí se habla es de otra cosa. La miel o la mierda. ¿De qué depende la elección final? Dejo la respuesta en manos de todos y cada uno.
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario