Hay que llenar las horas. ¿Llenarlas de qué? No se sabe. Pero hay que llenarlas con algo. No es difícil. Se puede llamar a alguien. Se pueden chequear los mails. Quizás sea necesario ir al baño o, también, por qué no, navegar por Internet. Siempre hay algo interesante ahí. Y si no es ahí en cualquier otra parte. Abrir un diario por ejemplo. Es posible, también, escribir algo lindo en el blog. De hecho lo estoy haciendo. ¿Para qué? Para llenar las horas interminables. O, como se dice, para matar el tiempo. Me pregunto por qué deberíamos matarlo. Es lo único valioso que tenemos. El tiempo. Y nos dedicamos día tras día a matarlo como si nos hubiera hecho algo malo. Llenar las horas, quedarse paralizado ante una pantalla, disecar el río del tiempo. ¿Será que en eso consiste la vida?
L.
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