Este lugar está poblado de obsesiones enfermizas. Quienes lo visitan con frecuencia ya saben de qué estamos hablando. Amor, sexo, muerte, desnudez, desesperación ante un mundo que se deshace, amada soledad, el ruido convertido en nuevo dios, el desconcierto ante la indiferencia generalizada, la banalidad como sistema de vida, las manos que sostienen teléfonos móviles o celulares como si fueran falos, el asombro constante, la consiguiente desilusión. ¿Alguna verdad? Ninguna. ¿Alguna conclusión? Ni una. El blog convertido en espacio vacío. El viaje suspendido hasta nuevo aviso. La imposibilidad de decir. Suspende, en suma, ha fracasado. Pero no como hubiésemos querido. Nos queda todavía la opción de fracasar más alto y más lejos, es decir, mejor que nadie y hasta el fin.
L.
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