Paula dice que soy un bocón, que hablo más de lo necesario en los lugares menos indicados. Yo le digo que ella se deja atropellar por cualquiera, que se refugia en el silencio, que no se ocupa de lo que debe. No sigas, me ruega Paula en tales casos. Después me acusa de infiel, de coquetear con otras mujeres, de ser irresponsable en mis cosas. Yo le digo a Paula que siempre sale de la casa dejando la toalla mojada sobre el acolchado, que no me ayuda en mis tareas cotidianas, que se la pasa mirando videos o escuchando música por youtube. Ella me pide que compre agua mineral y yo le digo que es mejor el agua de la canilla. Las acusaciones no decrecen. Cada uno es juez del otro. Pero, pienso ahora, ese método no va. Habría que no meterse en la vida del otro, pienso también. Acompañarse apenas. Si amas a alguien déjalo libre, etcétera. Pero llega la noche y vuelven los mutuos juzgamientos y las sentencias consiguientes.
L.
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