miércoles, 5 de septiembre de 2012

Espiritualidad


El mismo sistema que destruye el espíritu e impone el marketing como objetivo de vida, promueve, al mismo tiempo, el auge de la espiritualidad. A la Argentina llegaron supuestos maestros que cobran fortunas por sus consejos. Van a dar shows en varios lugares y se sumarán así al nuevo emprendimiento comercial en marcha. Si queremos alimentar el alma no hace falta la ayuda de estos expertos. Alcanza con leer un buen libro, observar el entorno, meditar la vida, permanecer un rato en silencio, establecer un mínimo contacto con la naturaleza y nuestros semejantes, ejercer el amor verdadero, desconectar el teléfono celular así sea un segundo por día. Vivimos una época difícil. Hasta la espiritualidad, como el deseo, se han convertido en un producto nuevo, y muy vendido, de la imperante y abrumadora sociedad de ruido, indiferencia y consumo.
L.

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