lunes, 3 de septiembre de 2012

Transparencias


Eso de ver a la gente como si fuera de vidrio, es decir, suponer que conocemos absolutamente todo del otro y la otra, como quien observara maniquíes y modelos en vidrieras, o como quien creyera adivinar el cuerpo desnudo de una mujer vestida, ahí, en plena calle, hasta en los últimos rincones. La soberbia casi inhumana de pensar que nuestros ojos ven  la totalidad del contenido de las almas y los cuerpos, eso de meter a los demás en una única bolsa o canasta, obviamente de vidrio, también transparente, sin la menor opacidad, sin grises, sin singularidades. Da trabajo entender que cada uno finalmente es cada cual, que no sabemos nada del mundo ni de sus habitantes eventuales. La arrogancia convertida en visión total o plena ceguera...Qué difícil aprender a dudar de uno mismo. 
L.

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