lunes, 3 de septiembre de 2012

Verdad y consecuencia

De pronto uno sabe algo, quiero decir, se entera de la verdad. Ya sé. Algo así, tan grande y absoluto, no existe. Pero podríamos hablar de una verdad parcial, acotada a una situación equis, una verdad de bolsillo pero digerible en lo central. Entonces. Me entero de una verdad política, amorosa, psicológica, cotidiana, geográfica, simétrica, sanitaria o del rubro que sea. Una verdad cualquiera. Una verdad de cuya derivación posterior dependen, a la larga, la vida propia o la de otros, la salud de mucha gente, la felicidad o su contrario. ¿Qué hago a continuación? ¿Hago como que no escuché? ¿Miro para otro lado? ¿Cambio mi comportamiento para estar alineado con la dramática o aliviadora certeza recién descubierta? Habrá que pensar la respuesta de la manera más cuidadosa posible.
L.

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