jueves, 26 de enero de 2012
Animals
Algunos filósofos contemporáneos sostienen la teoría de que el hombre está recuperando su animalidad originaria. No dicen que ser animal es algo malo. Al contrario. Un pez o una gaviota serían incapaces de concebir un campo de exterminio, torturar, violar, bombardear poblaciones inermes, matar como diversión y demás bellezas conocidas. Esto último es muy humano. Hombres y mujeres son lo que son básicamente por estar dotados de lenguaje. Con el fin de la historia y el abandono progresivo de la palabra significante un retorno del hombre a la bestia es factible. En tal caso los bailes, los amores y los juegos humanos recuperarían su condición natural. Haríamos edificios y obras de arte así como los pájaros construyen sus nidos y las arañas tejen sus telas. Desaparecería el lenguaje, cosa que ya está ocurriendo con los mensajitos de celular, y sería sustituido por señales sonoras y mímicas comparables al lenguaje de las abejas. Desaparecerían no sólo la filosofía, que es amor a la sabiduría, sino la sabiduría misma. Hombres y mujeres, por fin, copularían como los perros y las perras en los caniles. Viviríamos, como los animales, aturdidos y en una suerte de eterno presente sin historia ni ficciones ni futuro. Dicho así todo esto parece una locura. Nunca se sabe. El retorno del hombre a la animalidad no aparece como una posibilidad futura sino como una certeza, sí, presente.
L.
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