martes, 17 de enero de 2012

Desde las colinas

Desde las colinas baja un viento que podría ser brisa, risa o pecho abierto. Es algo que inicialmente subió del mar y luego se extendió en la ciudad como el cuerpo tenso y lento de una mujer. Eso se huele en la espuma de las horas. Nadie lo sabe con exactitud. Es como si una lluvia descendiera también hasta volverse llovizna, perro o nube. Como si bajaran olas de humo desde las colinas y eso apagara la pureza de los astros. Milagro nocturno. Silencio que baila cuando ya nada se espera en la orilla del bosque. Los árboles que mañana serán talados se balancean todavía en el viento que en vez de viento podría ser brisa, risa o pecho abierto. Verano inexpresable. Nada.
L.  

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