Si escribir consistiera en llenar de palabras un espacio vacío, por ejemplo éste, mejor abandonar la empresa cuanto antes. No es para eso que se escribe. No es para llenar de palabras algo como se llena de agua una botella. Puede ayudar a pensar. Entonces sí. Puede uno imaginar el sonido del mar, por ejemplo, el golpe de las olas contra el suelo duro, pensar en otros golpes, otras olas, otros días. Escribir puede ayudar a recordar. Entonces sí. No escribir para olvidar. Tampoco para usar bonitas palabras. Apenas las exactas. Evitar las confesiones autobiográficas. Evitar las ostentaciones. Porque si escribir fuera un ejercicio técnico, una especie de reglamento militar para matar a alguien en un operativo perfecto, entonces, claro, entonces que se lo coman todo. Escribir es un ejercicio inútil. Más inútil imposible. Debe servirle, más que nada, al que escribe. No al mercado. A mí en este caso. ¿Para decir qué? Para poder pronunciar sin culpa ni miedo ni pudor la palabra nada. Para eso se escribe.
L.
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