lunes, 30 de enero de 2012

Infieles

Detrás o adelante de toda infidelidad amorosa hay una insatisfacción más amplia. El fastidio de origen trasciende a la pareja oficial y al deslumbramiento ante la novedad. En la escena ingresan cuestiones laterales como el trabajo, la vida cotidiana, las frustraciones vocacionales y de otro tipo, eso que le falta a todas las cosas. Por tal motivo las consideraciones morales o éticas no ayudan a la hora de juzgar a hombres y mujeres infieles. Y nadie es quién para juzgarlos. Raramente se trata de un problema sexual o afectivo. Tampoco lo central es el hecho de haber caído, como se cae a veces, en las telarañas de la costumbre. Lo que el infiel cuestiona, acaso sin saberlo ni pensarlo, es la totalidad de su existencia.
L. 

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