Dormir de noche es una cosa. Pero dormir de día, mientras los demás intentan despertar y hacer algo, es una forma de complicidad. Cerrar los ojos ante el horror o la belleza, negarse al amor o al combate por un mundo más habitable, es formar parte del problema y no de la solución. Dormir de noche es comprensible. Pero dormir de día es una colaboración gratuita con el dolor y la angustia de tanta gente, tanto mundo, tanta naturaleza cruelmente desnaturalizada. Es o sería mejor, aunque no sirva para nada, abrir los ojos y, sí, despertar.
L.
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