lunes, 13 de febrero de 2012

Alimentar la mente

Alimentar la mente. Así se titula un breve ensayo de Lewis Carroll, el autor de Alicia detrás del espejo, publicado por primera vez en castellano. El genial escritor y fotógrafo dice que así como alimentamos el cuerpo deberíamos alimentar la mente, sobre todo, leyendo. Pero, advierte, no debemos leer cualquier cosa. Hay que darle a la mente su propio alimento, especifica. También debemos asegurarnos de leer en la justa medida, o sea, evitar la glotonería mental. Nada peor que las mentes obesas, dice. Deberíamos, en la misma línea, evitar la dispersión. La comparación con la comida es perfecta. Si tomamos cerveza, vino, champaña, cocacola, licuado de banana y fernet, todo al mismo tiempo, estamos fritos. Lo otro es hacer intervalos entre lectura y lectura. ¿Para qué? En parte para descansar, y, lo que es todavía más importante, para pensar un poco en lo que leímos. Es posible, concluye el autor, que la mente "se niegue furiosa" a concretar este último ejercicio. ¿Pero quién quiere convertirse en víctima de una alimentación mental enfermiza?
L.

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