Los ganadores en Grecia son los ganadores del mundo. El resultado se traducirá en 150 mil despidos en el sector público, menos fondos para programas sociales, rebajas en los salarios, ausencia casi total de Estado. Quizás, en un mundo así, desmantelado por los ganadores, quizás convenga ser perdedor. Esta palabra no goza de prestigio. Se la asocia con el fracaso, la falta de proyectos, y, más en general, con la melancolía y el pesimismo. Cuando los que manejan los podridos poderes del mundo son los ganadores quizás convenga entrar directo a la ruta de los perdedores. No está tan mal después de todo. Los que perdimos la batalla estaremos ahí bien acompañados. Sin esperanza ni desesperación. Y sin dejar de caminar. Si de fracasar se trata conviene hacerlo bien. De la mejor manera posible.
L.
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