sábado, 11 de febrero de 2012

Orgasmo y ocaso



Spinetta fue un artista no sólo comprometido con la música sino también con su entorno social y político. Ambas cosas resultan fundamentales si se pretende ser algo más que un decorado o, peor, bufón del rey. El flaco sufrió la censura y la autocensura en varias ocasiones. Una vez, en plena dictadura, se vio obligado a cambiar en un tema la palabra orgasmo por la palabra ocaso. Pensándolo bien no está tan mal. Todo orgasmo deviene finalmente en un ocaso. Cuando el diario Clarín despidió a doscientos trabajadores, un fotógrafo amigo de Spinetta entre ellos, el músico hizo saber que no daría una sola nota más a ese medio si antes no eran reincorporados los despedidos por el diario. No estuvo solo en esa actitud. Charly García, León Gieco, Fito Páez y muchos otros músicos no fueron indiferentes al atropello contra la comunidad y las riquezas naturales. Los socios del desierto lucharon y cantaron para que, justamente, en las arenas quemadas por el sol florezcan, sí, mil flores.
L.  

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