lunes, 13 de febrero de 2012

Sin novedad



Leyendo una comedia del Shakespeare joven, Trabajos de amor perdidos, descubro que la modernidad es antigua, o, también, que la antigüedad es lo más moderno que hay. La historia que se cuenta es banal. Cuatro jóvenes hacen un voto de castidad por un año para poder estudiar. Cuatro mujeres tratarán sin éxito de torcer esa decisión. Podría ser tema de una telenovela colombiana o mexicana. La obra, además, está llena de comentarios irónicos en doble sentido, una especie de erotismo pastoral, con una audacia que ni hoy se ve. Yendo mucho más atrás en el tiempo es fácil comprobar que no hay muchas novedades en el mundo físico y espiritual. La cerámica griega que ilustra este posteo, por ejemplo, fue compuesta varios centenares de años antes de Cristo. Sin novedad. Las tres heridas del mundo -vida, amor y muerte- permanecen intactas.
L.

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