miércoles, 29 de febrero de 2012

La culpa

La culpa de todo la tiene un hombre del paleolítico, no sé su nombre, que hace treinta y cinco mil años estampó la mano en un muro. No debió hacerlo. Debió hacer lo que hacían los hombres del paleolítico hace treinta y cinco mil años, es decir, comer un fruto ya mordido, salir de caza, elegir hembra, calentar el cuerpo junto al fuego. Por alguna razón aquel día no lo hizo. Supongo que todo ocurrió a las seis de la mañana. Aunque pudo haber sido a las siete. El hombre, cubierto apenas con una piel de oso, dejó de andar en cuatro patas y se irguió alto y pesado sobre sus pies. A continuación sumergió la mano en un cuenco de sangre y la apoyó, con los dedos húmedos y abiertos, en una pared de la caverna. No debió hacerlo. Por su culpa estamos como estamos. Por su culpa somos lo que somos. Y por su culpa, también, perdimos la inocencia para siempre.
L.  

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