La lluvia es una bendición. Mejor que eso. Una demostración de que no todo está perdido. Mejor que eso. Una prueba de que el cielo no está tan vacío. Al contrario. Está cargado y se alivia en silencio sobre todos nosotros. Mejor aún. La lluvia es una canción sin música ni letra. Hay tambores en la lluvia. Hay risa, hay llanto, hay, también, un erotismo de la lluvia. Algo así como las gotas que caen desde la ropa colgada. El agua, que es mujer, apaga el fuego y lo calma y humedece. Mejor que eso. Le devuelve la vida y la esperanza.
L.
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