Quizás hay besos que llegan demasiado tarde. Situaciones de esas que se ven en las películas. Un hombre se detiene en un claro del bosque. La muchacha corre en círculo en torno a la desvanecida figura. Corre y se ríe con el cabello al viento. Se ríe entre las hojas a carcajadas y el hombre no sabe qué hacer. Hoy no está para bromas. Le dice a la muchacha que por favor pare de correr como una loca entre los árboles. Ella finalmente se detiene, se acerca al hombre y lo besa en la boca. Luego se arrodilla como en la Iglesia y abraza las piernas entumecidas, algo tensas y largas del varón. Una lluvia irrumpe en el lugar. La muchacha vuelve a pararse y pega sus labios nuevamente a los de él. Y queda así. Detenida. Con la piel erizada. Y eso sería todo lo que hay para contar. El hombre se tapa la cabeza con un diario y piensa. Quizás hay besos que llegan demasiado tarde.
L.
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