Mientras un ser vivo crece no envejece. Voy a tomar el ejemplo de las tortugas gigantes. Muchos hombres y mujeres se han preguntado con envidia cómo pueden esos animales llegar a 300 años de edad cuando nosotros debemos morir mucho antes. Respuesta. Las tortugas gigantes cesan de crecer pocos años antes de su muerte natural. Cuando cumplen los doscientos años de edad (no sé si festejan) todavía están creciendo. Es cierto que no lo hacen con la misma energía del principio. Pero crecen y eso las mantiene jóvenes. No las cremas. No las tetas duras. No el gimnasio ni las cirugías plásticas. No los productos antiage. Crecer -en todo sentido- es el único tratamiento efectivo para alcanzar la eterna juventud.
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario